Salimos un día 2 de Abril a las 17 horas desde Madrid. La sensación era muy rara (y todavía sigue siéndolo). El estar totalmente apartada de todo lo que he vivido los últimos meses, de las personas con las que me he encontrado (por fortuna) y que se han convertido en personitas especiales e imprescindibles para sobrellevar mi vida y seguir adelante, el darte cuenta que ya no puedes escucharlas, ni pasear lentamente por una gran avenida sin importar el tiempo que tardes a recorrerla, tomar cerveza juntos, cenar en el bar, xarlar hasta las tantas o fundirnos en un infinito abrazo. Adaptarse a ello, créanme, es muy difícil. Pero anoche me tomé una píldora de optimismo (muy necesaria) y hoy día 7 de Abril, me he levantado pensando razonablemente las cosas, y es que, todavía puedes verlas o escribirles, reírte con ellas, llorar con ellas, describirles lo que ves, contarles lo que se te pasa por la cabeza, compartir silencios, miradas... Esto es lo que realmente importa. Qué son? 10.000, 20.000, 30.000 kilómetros? 2, 5, 13 horas de diferencia? Lo siento, pero yo así no mido la cercanía de las personas. Así que, disfrutemos en donde nos encontremos cada uno de nosotros (España, Perú, Nicaragua, Alemania, México, Chile...) porque así, el reencuentro será todavía más especial (si se puede).
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